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HISTORIA DE ITÁLICA

Itálica fue punto de referencia obligado en la conquista romana de Iberia y por ende, del Mediterráneo Occidental. El haber sido el primer asentamiento de cives romani de Hispania le dio ese punto de calidad que la distinguió de las demás ciudades. Así, se comprende el interés de los italicenses por mantener viva la memoria de un pasado que en su opinión beneficiaba a la ciudad. Buen ejemplo de ello pudo ser el lujo con la que los emperadores oriundos, Trajano y Adriano, la embellecieron.

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El desarrollo urbano de Itálica siguió el camino emprendido por otros asentamientos romanos, sin embargo, pasó pronto a ser el foco de la cultura del Imperio Romano durante el siglo I d.C. y principios del II d.C en el Bajo Guadalquivir. Durante decenios, los italicenses esgrimieron su vieja reivindicación de ser el núcleo tradicional del poder de Roma en la Península frente al poder económico o administrativo que pudieron presentar otras ciudades, especialmente Hispalis. Sin embargo, esa falta de estructura fue la causa de su caída tras el reinado de sus más fuertes valedores, Trajano y Adriano.

LA FUNDACIÓN

El lugar elegido para la fundación de la ciudad tenía buenas condiciones, en pleno valle, con fértiles tierras, cerca de un río navegable, y capaz de controlar la producción minera serrana, siendo ésta, posiblemente, la razón principal por la que fue elegido el lugar como primer asentamiento romano del Sur peninsular. Su situación coincide con la de un lugar habitado por indígenas, lo cual era bastante normal en los primeros asentamientos romanos de la península y cuyo registro más antiguo data del siglo V a.C. La fecha de fundación debería coincidir con la propia de la batalla de Ilipa, es decir el 206 a.C. o como mucho los inicios del 205 a.C

Itálica representaba la referencia obligada de Roma en el Sur peninsular. Se convierte en un punto de disuasión contra posibles aventuras cartaginesas y a la vez de freno a las incursiones lusitanas y deseos de independencia de los régulos indígenas.

LA situación privilegiada de la ciudad junto al río y rodeada de fértiles tierras  favoreció el crecimiento de la misma. La  importancia de Itálica alcanzará su punto más alto durante el período de los emperadores Trajano y Adriano procedentes de la ciudad. Itálica obtiene en esos momentos el mayor grado de romanización . Algunas familias italicenses se hallaban ocupando altos puestos en la administración imperial. Durante el emperador Adriano la ciudad deja de ser municipio para convertirse en la primera colonia con el nombre de Colonia Aelia Augusta Italicensium.

La crisis del siglo III en todo el mundo romano, la pérdida de las familias italicenses de su poder en el ámbito imperial y las incursiones de pueblos procedentes de África (mauri) provocaron el paulatino declive de la ciudad