Sábado, Mayo 04, 2024
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El modelo de transición demográfica

 

La comparación de los índices de natalidad y mortalidad arroja resultados muy diferentes, según estos índices sean altos, bajos o moderados, y da lugar a los siguientes regímenes demográficos propios de los países desarrollados:

 

                         I.         Régimen antiguo: elevadas tasas de natalidad y de mortalidad con un débil crecimiento de la población. Cronológicamente abarca hasta el siglo XVIII (fase I).

                       II.         Régimen de transición: la tasa de natalidad continúa siendo muy alta, pero desciende la de mortalidad, y se produce, en consecuencia, una explosión demográfical. Primero se reduce la mortalidad catastrófica provocada por epidemias, guerras o hambrunas y después desciende la mortalidad ordinaria gracias a las mejores condiciones higiénicas, a los avances médicos y a la mejora de las condiciones de vida. Coincide con el desarrollo de la Revolución Industrial (fase II).

                     III.         Régimen moderno: las tasas de natalidad y de mortalidad son muy bajas, por lo que el crecimiento de la población es débil o nulo. La reducción de la fecundidad se asocia a mejoras económicas. Se produce durante gran parte del siglo xx (fase III).

                     IV.         Régimen regresivo: la tasa de natalidad sigue siendo baja, pero aumenta la de mortalidad debido al elevado número de población envejecida. Esta circunstancia provoca un crecimiento natural negativo que conduce a una involución demográfica (fase IV). En los países subdesarrollados, el comportamiento demográfico es distinto, pues las fases anteriores han tenido una duración diferente; el régimen demográfico antiguo ha perdurado hasta principios del siglo xx y el régimen de transición predomina en la actualidad en la mayoría de estos países. En ellos se conservan altas tasas de natalidad, pero la mortalidad ha descendido considerablemente al introducirse medidas higiénicas y sanitarias.

 

 

 

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